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Tema: 1933-EL DESPERTAR DE UNA NACION- Gabriel over the White House -(G. La Cava)  (Leído 2150 veces)
« en: Febrero 16, 2008, 4:02 pm »
montagut
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GABRIEL OVER THE WHITE HOUSE (1933)

Director; Gregory La Cava
Pais; USA
Titulo Original; Gabriel over the White House



Sinopsis; Poco despues de haber sido elegido Presidente de los Estados Unidos, Judson C. Hammond confiesa a uno de sus compañeros de partido que esta preocupado por las muchas promesas que ha hecho durante la campaña, su amigo le contesta; ' No te preocupes, para cuando la gente se de cuenta de que no piensas cumplirlas, tu mandato ya habra concluido'. Con lo que nadie contaba es con cierta "intervencion celestial" y los dramaticos acontecimientos que va a desencadenar....

Comentario; Pelicula que produjo el magnate Willlam Randolph Hearst con el fin de ayudar a Franklin D. Roosevelt en su campaña a la presidencia, en la que mostraba al candidato en un tono de "elegido por Dios" y con ciertos tintes fascistas

IMDB; http://www.imdb.com/title/tt0024044/

ELINK; ed2k: Gabriel Over The White House- VOSE.avi

Subtitulos; incrustados

Capturas;





Uploaded with ImageShack.us
« Última modificación: Septiembre 19, 2019, 10:15 pm por manulochulo » En línea
 
Responder #1
« en: Febrero 16, 2008, 4:04 pm »
montagut
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Añado un par de apuntes a la pelicula:
Citar
En 1932, Willlam Randolph Hearst decidió apostar fuerte por la candidatura de Franklin D. Roosevelt a la Casa Blanca. No se conformó con poner todos sus periódicos y todos sus medios de comunicación al servicio de Roosevelt. Quiso más: quiso una película hecha expresamente para ayudar a Roosevelt. Esa película fue “Gabriel over the White House”. Y de la intención al hecho - no resulta secundario subrayar que la fecha de estreno del film coincidió con la de la toma de posesión de Roosevelt - se sucedieron los extraños acontecimientos de esta no menos sorprendente historia. Al principio, Hearst tenía sólo una idea: una obra que mostrase a Roosevelt como un elegido y que Dios estaba de su parte. Y él, que era un hombre de convicciones profundamente derechistas, acabó insinuando esta idea a alguien situado en el otro lado del espectro político que apoyó a Roosevelt: Walter Wanger, famoso por sus posiciones liberales, con una reputación forjada en Broadway y entonces al inicio de su carrera como productor.

Después de múltiples vacilaciones, Wanger mostró a Hearst una novela escrita por el inglés Thomas F. Tweed, un antiguo secretario de Lloyd George que nunca había puesto los pies en América. Al parecer, se trataba de la historia de un político que sobrevivía a decenas de atentados y emboscadas, cada vez más “purificado”. Finalmente, llegaba al convencimiento de que Dios le salvaba siempre para que así pudiera ejecutar mejor sus insondables designios.

A Hearst le gustó el libro, pero exigió controlar de cerca la producción y las diversas fases de elaboración del guión. Parece ser que éste conoció decenas de versiones y que Hearst las modificaba continuamente durante el rodaje; Walter Wanger, por su parte, consiguió no sólo que Walter Huston interpretase el papel del Presidente (tres años antes, Huston había obtenido un enorme éxito encarnando a Lincoln en “Abraham Lincoln” de Griffith) sino que en el reparto figuraran dos actores tan izquierdistas como Franchot Tone y Karen Morley (ambos estaban vinculados, en aquella época, al Partido Comunista americano).

El final de la película fue lo más difícil de decidir. A Hearst nunca le gustó la idea de la muerte del Presidente. La solución le parecía peligrosa en caso de que Roosevelt perdiese las elecciones. Podría pensarse que el santo les había abandonado. Por esta razón se hicieron dos finales: el que ya conoce¬mos y otro en el que el Presidente se salvaba de nuevo milagrosamente (más planos de las cortinas, más música de Brahms y más intervención del Angel) y se preparaba para una “tercera fase”, renunciando explícitamente a los poderes dictatoriales. Se acabaron montando las dos versiones. Y muy curiosa y sintomáticamente, la primera se distribuyó en América y la segunda se exportó a Europa, donde la película tuvo poquísima difusión.

Hace pocos años, la Cinemateca de Bélgica descubrió esa “segunda versión” cuya comparación con la primera resulta curiosísima. Las dos versiones fueron exhibidas en el Festival de Cine de Bolonia en 1990.

Tal y como quedó, “Gabriel over the White House” es una película política sumamente ambigua. Al principio - antes del accidente- lo que La Cava nos muestra es uno de los retratos más implacables que jamás se hayan hecho de un presidente americano. Un presidente corrupto, que debe su elección a las influencias y al tráfico de las mismas; un presidente que no hace ni el más mínimo intento de cumplir las promesas demagógicas que hizo y a quien los amigos explican que no debe preocuparse por eso; un presidente con una amante, a la que más tarde nombra su secretaria particular; un presidente (lapidaria secuencia la que le muestra con su sobrino) que concede mucha más importancia a jugar con un niño que a las llamadas dramáticas que le llegan a través de la radio de un país hundido en la miseria y el hambre. El magistral tratamiento del sonido en esa secuencia (no oímos casi nada de lo que dicen el presidente y el niño, y éstos no oyen nada de lo que dice la radio) es una forma brillante de ilustrar el carácter del nuevo inquilino de la Casa Blanca. Que, además de todo lo dicho, no sabe dónde está Siam y se divierte jugando a las carreras de automóviles.

Diez minutos de película -encuadrados en noticiarios de imágenes no poco sombrías- nos ofrecen el terrible retrato de cómo se hace un presidente o de lo que puede llegar a ser la corrupción. Hasta que surge el “milagro” y “nace” el segundo presidente, con la explícita evocación de la intervención divina. Y ese segundo presidente - premonición rooseveltiana - es el más ambiguo retrato que pueda hacerse de lo que algunos de los simpatizantes de Roosevelt esperaban y querían de él. Porque lo que claramente se insinúa en el film es una ideología fascista, servida por una iconografía que no lo es menos.

El ejemplo supremo -y es tal vez el momento más inolvidable de esta película- es el juicio del gángster (explícito retrato de Al Capone) a cargo de Franchot Tone convertido en policía. Ya el cerco de las fuerzas del orden al cuartel general de Nick Diamond es bastante impresionante, con el desfile y el dispositivo de los carros de asalto. Pero lo que sigue es todavía más alucinante. El gángster confía en un juicio justo. Tono le responde que será juzgado por un tribunal militar. Y es el propio policía (comandante de la policía, nombrado por el presidente) quien juzga y condena al gángster, en picados y contrapicados que ningún cineasta nazi desdeñaría (obsérvese la iluminación, el parecido de Tone con Goebbels, la silueta recortada del justiciero...). Y a continuación, plano de los gángsters con los ojos vendados y Franchot Tone pasando de juez a verdugo, mandando el pelotón de fusilamiento, con la Estatua de la Libertad al fondo. No debe haber en el cine americano otras secuencias comparables a éstas en cuanto a desvarío totalitario. Y obsérvese también cómo culmina en ellas la trayectoria de Franchot Tone, de secretario a policía, de policía a juez, de juez a verdugo, de verdugo a lugarteniente.

¿Y qué decir del discurso en que Huston asume los poderes dictatoriales? ¿O de la inolvidable secuencia a bordo del acorazado, cuando el Presidente convoca a todas las naciones del mundo («Tú, Francia; tú, Japón...») para avasallarlas con la superioridad bélica americana e imponerles el pago de las deudas de guerra, con un premonitorio uso del efecto radiofónico para amplificar el mensaje?

A pesar de algunas reverencias formales a la democracia, a pesar de que el Presidente -después de recibir la visita del Angel- abraza la causa de los pobres y de los desempleados (recurriendo a las soluciones que el propio Roosevelt iba a poner en práctica), el retrato de Walter Huston en su “segunda encarnación” es un retrato que puede rivalizar con los de los dictadores europeos de esos años. Y esta “fábula mística” del ángel visitador es una de las parábolas más sombrías que nos ha dado el cine sobre los estrechos límites que separan el “providencialismo” americano (en su vertiente fundamentalista) del totalitarismo fascista. Hearst, admirador de Roosevelt, lo fue también de Mussolini y de Hitler... viendo esta película, se nota. Sería muy interesante - pero esa es otra historia - comparar este “hombre solo” - «Ahora sabes que un hombre solo puede vencer a todos los demás», dice Karen Morley - con los “hombres solos” de Frank Capra. De momento, digamos que “Gabriel over the White House” es una de las propuestas más fascinantes de aplicación del imaginario "expresionista" a la política americana y a la América de Roosevelt.



Fuente: Joáo Bénard da Costa, notas elaboradas con ocasión de la proyección de “Gabriel over the White House” en el ciclo De la Depresión a Roosevelt organizado por la Cinemateca Portuguesa, 18 de mayo de 1991.

Citar
Esta película que Walter Wanger produjo la Cosmopolitan Productions, dentro de la MGM, fue aprobada en ausencia de Irving Thalberg, que debido a su enfermedad perdió la jefatura de producción del estudio. Con Thalberg fuera del control de la producción de la MGM, Louis B. Mayer, un ferviente y estoico republicano, recién descubrió la naturaleza de esta película una vez finalizado el rodaje. Y no le gustó nada...

Aunque la película haya sido producida por la compañía de William Randolph Hearst, esta es una producción Metro-Goldwyn-Mayer. Hearst quería estrenar la película durante la campaña proselitista que llevó al demócrata Roosevelt al poder. Sin embargo, Louis B. Mayer hizo retrasar el estreno hasta después de las elecciones.

Cosmopolitan productions no era realmente una productora, sino apenas el camerino de Marion Davies; sus películas, primero en la Paramount, luego en Goldwyn antes de fusionarse para dar lugar a la MGM, eran producidas por los estudios. Aunque tenía cierto control de las películas protagonizadas por Marion Davies, el cartel "A Cosmopolitan Production" era apenas una marca comercial que garantizaba promoción periodística en los medios de Hearst.

La relación entre Mayer y Hearst habría de quedar arruinada (luego de una alianza de diez años fructífera para ambos) tanto por lo que pasó con esta película como por la molestia de Marion Davies con la MGM, ya que no le daban el tipo de papeles en que se estaban destacando Joan Crawford y Norma Shearer. Por esta razón, Cosmopolitan productions, que sólo existía de manera nominal, paso a producir películas en Warner Bros. Sus últimas películas fueron producidas en 20th Century-Fox.

Sacadas del hilo de esta pelicula en cine-clasico:
http://www.cine-clasico.com/foros/viewtopic.php?f=90&t=15069&sid=d2b88e438eff8b1b739f4a3a8fe2a025
En línea
 
Responder #2
« en: Junio 20, 2008, 11:25 pm »
montagut
Visitante


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Cambiado el elink por otro con subtitulos incrustados, obra de Carrie y Theycame2001 de cine-clasico
Tambien otro interesante texto sobre esta pelicula:
Cita de: theycame2001
En su fantástico post del video VO de esta peli (imprescindible leerlo), Nando nos daba una importantísima información sobre la compleja gestación de esta película, concebida por William Randolph Hearst (gran magnate de la prensa) para publicitar a Roosevelt, y llevarlo al poder, y con sus fuertes convicciones derechistas, no tuvo mejor idea que ofrecerle la producción al izquierdista Walter Wanger.

De la increíble ensalada de personajes con ideologías opuestas implicadas en este proyecto, tan inusual en la MGM (el reaccionario Mayer, el progresista Thalberg, el propio Walter Huston (que hacía 3 años había interpretado nada menos que a Lincoln), el propio Roosevelt, que servía como presunto modelo), surgió una película irrepetible, gracias en buena medida (y esto es una opinión mía) a un director irrepetible: La Cava.

Conocemos las comedias, e incluso los dramas de La Cava, y muchas veces hemos leído que la estructura de sus films es demasiado anárquica, casi caótica. ¡Craso error de apreciación! Para La Cava, todos eran iguales: opresores y oprimidos, ricos y pobres, triunfadores y fracasados. Este punto de vista es discutible probablemente, pero gracias a esta visión, el director siempre consigue la libre expresión de todos los personajes y de todas las ideologías, para, de un aparente caos, conseguir que emerja toda la realidad de una situación. Algo particularmente importante en esta película, ya que estamos hablando de la verdad sobre América.

Con una impresionante (casi profética) lucidez, La Cava compone en 1933 todas las características de la sociedad americana: la corrupción política, disfrazada de patriótico triunfalismo, el idealismo en la política de masas, que en el fondo tiene mucho que ver con el fascismo (y en esto encontramos un sorprendente parecido con la era Reagan, y películas como "Rambo"), la imposición de justicia con metodología practicamente nazi (y mezclada con la religión), y sobre todo: la libertad de expresión (tan glorificada por la sociedad americana), que en el fondo oculta la más terrible de las hipocresías.

Todo esto podemos encontrarlo en esta película de La Cava, dentro del "caos inteligente" con el que el director compone su inmenso cuadro, como un simple espectador, sin tomar partido. Si queréis mi opinión, el director les ganó la partida a todos: contaba para esta película con toda clase de personas poderosas e intencionalidades oportunistas, pero supo aprovechar la confusión ideológica, y las ausencias de unos y otros (esto lo podéis consultar en el post de Nando, y el posterior de Radiotelefonía), para mostrar un gran fresco sobre la verdadera realidad de la sociedad norteamericana, en una película probablemente irrepetible (para mayor fortuna, un pre-code).

Esto es lo que La Cava consiguió de un proyecto oportunista, nacido para apoyar a un presidente.

Por cierto, esta es la version americana de 85 minutos, existe una version europea de 110 con un final totalmente cambiado, espero que aparezca alguna vez en la mula
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Responder #3
« en: Septiembre 19, 2019, 10:15 pm »
manulochulo
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Mensajes: 11920

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Recuperadas imagenes que parece ser que tinipic ya la perneó definitivamente.  :) ;) ;D
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Cuchillo que no corta y amigo que no aporta si se pierden poco importa.

Donde te ves me he visto, como me vés te verás, desengaño de mundo aqui has de venir a parar.
 
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