Y el caso es que, en su momento, levantó fuertes controversias. Mientras su estreno en Francia era prohibido por el gobierno de la IV República (de coalición con el Partido Comunista Frances) en el Festival de Berlín de 1953 recibía un premio “especial” y en España se le cambiaba su titulo original “Un hombre en la cuerda floja” (Man on a Tightrope) por el abracadabrante de “Fugitivos del Terror Rojo”.Indudablemente, la película tiene, como dice Estruch, “un valor incalculable como documento histórico”. Realizada a continuación de “Viva Zapata”, titulo de resonancias Eisensteinianas durante cuyo rodaje Kazan fue citado a declarar (10 de abril de 1952) ante la HUAC (House on Un-American Activities Comité o Comité de Actividades Antiamericanas del Congreso) y asustado delató a sus antiguos colegas del Group Theater y camaradas del Partido Comunista de Estados Unidos de los años 30. Para demostrar que su intención no era hacer mas películas “revolucionarias”, en cuanto terminó “Viva Zapata” rodó esta de “Man on a Tightrope”, de propaganda anticomunista, y a continuación una apología de la delación, “On the Waterfront” (La ley del silencio) en la que Kazan deforma la historia de la lucha de los trabajadores del muelle de Nueva York de manera que los sindicatos de obreros portuarios, que en la realidad tenían mayoría comunista, aparecen como unos asesinos dominados por la Mafia.Creo que ahora, con mas de medio siglo por medio, se impone una visión equilibrada y justa de su valor intrinsecamente cinematográfico.